Catalina, la segunda novela de Elisa Mújica es una
orquestación delicada de unas cien escenas o memorias
que juntas –y no en orden cronológico sino asociativo–
componen la explicación que se pide al principio, cuando
la joven narradora dice:
El día en que me enteré a la vez de la muerte de Samuel
y de la de Giorgio, pude llorar delante de todos, porque
Samuel era mi marido… Yo lloraba no sólo por Samuel
y no sólo por Giorgio. Tampoco lo hacía únicamente
por el horror de saber que había contribuido a esas
muertes. Lloraba también por una muchacha borrosa y
desprevenida que antes había conocido (13).
El logro extraordinario de esta novela es que Mújica
consigue simultáneamente mantener la narración en la
voz de la joven Catalina, que entiende muy poco de su
propia situación, y a la vez dejar que el lector vislumbre
mucho más de lo que percibe la protagonista...
http://cultural.uis.edu.co/files/elisa%20mujica.pdf
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