Sara Inés Gómez B.
Para esta tertulia leí el libro “Todos los Fuegos. El Fuego, que
contiene 8 cuentos. El primero de ellos es “La
Autopista del Sur”. Este cuento narra lo que sucede en las vidas y
relaciones de los viajantes que regresan un domingo de Agosto en la tarde, por
la autopista sur que de Fontainebleau conduce a Paris y en la cual se presenta
un enorme embotellamiento que dura mucho
tiempo. Los personajes son los ocupantes de los distintos vehículos quienes no
tienen nombre propio sino que se identifican por la marca del carro que van
conduciendo (Dauphine, Peugeot, Caravelle, Porsche, etc). Allí se encuentra una
gran variedad de personas con sus
profesiones y status social: gente joven, parejas con sus niños,
ancianos, monjas, ingenieros, soldados. Es tanto el tiempo que están atrapados
allí sin avanzar que pasan del calor del verano a las lluvias y el frio. Llega
un momento en que pierden la noción del tiempo y esto deja de importarles.
Empiezan a salirse de sus carros, a
intercambiar alimentos, bebidas, a curar a los que se enferman, mueren, a
improvisar hospitales, a pelear, a entablar amistades, a negociar, a acaparar
las cosas, a ser solidarios, a dar órdenes, a amarse, a quedar en embarazo, a
forjarse ilusiones, a soñar, etc. Cuando después de muchísimo tiempo, la
autopista se descongestiona y cada quien avanza en su carro, solo miran al
frente las luces de la ciudad y ya nadie se interesa por nadie. Es decir, se da
una completa gama de relaciones que muestran la complejidad de los seres
humanos y las distintas formas de reaccionar frente a situaciones difíciles y
su capacidad de auto-organización cuando
las situaciones lo requieren. Este cuento ha sido señalado como una “exasperada
metáfora de las relaciones humanas”.
Otro de los cuentos es “La Salud
de los Enfermos”, cuyo título para mí encierra una paradoja. Aquí hay un
cuento dentro de otro cuento que es una mentira, que de tanto contarla van
creyendo que es verdad. Se trata de la vida de una familia que recibe la
noticia de la muerte de unos de sus miembros, pero creen que deben ocultarle
esta noticia a la madre por su estado de
salud deteriorado. Inventan historias, escriben cartas en nombre del
muerto y al final cuando la madre muere descubren que ella sabía la verdad pero
les seguía el juego. Hubo momentos en que yo también empecé a “creer la
mentira”.
En la “Isla a Mediodia” el personaje central es un auxiliar de vuelo,
Marini, quien ve al mediodía desde la ventanilla del avión una isla pequeñita
en el mar Egeo. Se obsesiona tanto con
ella hasta el punto de que se imagina que ha llegado a ella y se instala allí y
de pronto ve caer el avión en donde él debía estar trabajando y solo ven un
cuerpo, “un cadáver de ojos abiertos que es lo único que nuevo entre ellos (los
nativos de la isla y él) y el mar”.
La “Señorita Cora” transcurre en un hospital a donde unos padres han
llevado a su hijo Pablo de 15 años, “el nene”,
para una cirugía de apéndice. En el cuento el narrador va cambiando, son
varias las voces y hay que estar muy atentos porque puede dar lugar a
confusiones acerca de quién está hablando. Estas voces son las de la madre, del
joven, de la enfermera de apellido “Cora”, del médico. La madre sobreprotectora
lo trata como si fuera un “nene” y él quiere rebelarse y dárselas de grande,
pero la presencia de la enfermera y su trato lo ruborizan y se comporta como un
“nene”. Pablo se enamora platónicamente de la enfermera, quien es la amante del
anestesiólogo y ella conversa con él sobre las niñerías de Pablo. La situación
de Pablo se complica y tienen que volver a operarlo y Cora se dedica a cuidarlo
hasta que finalmente él muere y ella siente mucho dolor por su muerte. Los
diálogos internos de los personajes son muy ricos y muestran una amplia gama de
emociones.
El cuento “Instrucciones para John
Howell” es sorprendente por lo absurdo de la situación que se narra. El protagonista
es Rice quien un día asiste a una función de un teatro de Londres y cuando
termina el primer acto, que le pareció aburrido, mediocre, es abordado por un
hombre que le pide que lo acompañe entre bastidores. Rice piensa que le van a
hacer una encuesta y resulta que le proponen o le “exigen” que interprete al
protagonista de la obra en el acto que sigue. El intenta resistirse y dice que
no es actor. Le ponen una peluca y le dan una instrucción y le dicen que haga
lo que quiera. Después de estar muy pasivo decide actuar y no hacer caso de las
instrucciones. Esto motiva que lo expulsen de la escena y lo echen a la calle.
El logra volver a entrar al teatro y presenciar como espectador nuevamente la
última escena. Cuando termina la obra Rice sale despavorido del teatro y
empieza a huir por las calles, como si estuviera huyendo de sí mismo.
Todos estos cuentos de Cortázar son profundos, reflexivos y penetran en la
psicología de los seres humanos.
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