viernes, 20 de febrero de 2015

ARCHIVO EL TIEMPO. PUBLICADO EL 8 DE MAYO DE 1992.

FALLECIÓ AYER PEDRO GÓMEZ VALDERRAMA

El ex ministro de Gobierno, abogado, escritor y diplomático, Pedro Gómez Valderrama, falleció ayer en Bogotá víctima de un infarto cardíaco, a los 70 años de edad. Gómez Valderrama fue uno de los grandes intelectuales colombianos de la segunda mitad de siglo. Combinaba la política con la literatura, y la diplomacia con la docencia.

Como hombre público, fue ministro de Gobierno y de Educación, embajador de Colombia en la Organización de Estados Americanos (OEA) y ante el gobierno español. En 1968, el presidente Carlos Lleras lo designó como primer embajador de Colombia en la hoy disuelta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS). Decía que la política le agradaba porque: Ser político es igual a ser pintor de utopías . Sin embargo, entre sus múltiples oficios prefería el de escritor, porque le permitía estar más allá de la utopía. En los años 50 participó en la fundación de la revista Mito, junto con el poeta Jorge Gaitán Durán. Esta publicación marcó toda una época en la intelectualidad colombiana, ya que la acercó a los grandes movimientos filosóficos y literarios del mundo de entonces.

Dicha revista fue un lugar de reflexión que permitió la presentación en sociedad de escritores como Gabriel García Márquez, Alvaro Mutis y Alvaro Cepeda Samudio.

Valderrama nació en Bucaramanga en 1923, era hijo de Pedro Gómez Naranjo y Lucía Valderrama. Se casó con Beatriz Vila Londoño, con quien tuvo tres hijos, Pedro Alejo, Carlos Alberto y Marcela.

Su vida de estudiante transcurrió en Bogotá. Terminó el bachillerato en el Liceo de La Salle de esta ciudad. Se graduó en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional en 1945.

Sus inclinaciones literarias se manifestaron siendo estudiante. En 1943 público su primer y único libro de poesía Norma para lo efímero.

Luego viajó a París para realizar una especialización en Derecho Constitucional. Allí entró en contacto con Mario Latorre, Frank Mejía y Gerardo Molina. Fue entonces cuando se decidió por el cuento, género literario en el cual se destacó. No es que haya abandonado la poesía, la poesía me abandonó a mí y lo que me fue cautivando poco a poco fue el cuento .

Como escritor confesaba su admiración por Jorge Luis Borges. El estilo de Valderrama tomaba muchos elementos del argentino, especialmente en el manejo de la lógica cotidiana y la creación de personajes míticos y cosmopolitas.

Durante su viaje a Londres, en 1952, descubrió otra de sus pasiones, lo diabólico y lo demoniaco. Fue cuando leí Los diablos de Loudan, un libro de Aldous Huxley en el que se narra un posesión diabólica en el convento de Loudan. A partir de ese momento investigué todo lo que había sobre el tema en la biblioteca de la London School y con todo ese material escribí el ensayo Consideración de brujas y otras gentes engañosas que se publicó en la revista Mito.

En las múltiples actividades de Valderrama llegó a la máxima instancia. Como abogado llegó a ser consejero de Estado y como escritor entró a formar parte de la Academia Colombiana de la Lengua, en 1986. Además era miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo.

Su paso por la antigua URSS le permitió reunir material para escribir Los ojos del burgués, una visión crítica del sistema socialista desde una óptica capitalista.

Entre 1967 y 1977 escribió los libros de relatos El establo del maese Pedro, La procesión de los ardientes, Invenciones y artificios y La otra raya del tigre, su primera novela, luego vendría La barca de los locos.

La otra raya del tigre cuenta la historia de un presunto prófugo alemán, Leo von Lengerke, que llega a Santander y se transforma en una persona emprendedora que fomenta la construcción de carreteras e impulsa el desarrollo de la región.

Un episodio famoso en la vida de Gómez fue el juicio a María, donde el escritor hizo el papel de acusador y consiguió que un jurado integrado por Bernardo Ramírez y Gonzalo González declarara culpable a la novela de Jorge Isaacs por influir en la sensibilidad colombiana. Este tribunal literario, que comenzó siendo un simple ejercicio intelectual, fue motivo de discusiones callejeras y hasta de editoriales de periódicos.

En sus últimos años, Gómez escribía una columna en el diario El Espectador, era miembro del consejo editorial de la revista Credencial y el responsable de la columna de comentarios de libros de dicha publicación: Ojo al libro.

Sus exequias se realizarán hoy a las 10 de la mañana en la iglesia San Ignacio.

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